Así, la cumbre de desarrolladores I/O de Google se ha convertido en el mayor terreno de pruebas del prototipo de estas gafas, que cuesta 1.500 dólares.
La fascinación se entiende de un vistazo: Google Glass presenta los contenidos de Internet de manera constante y directa, sin tener que sacar el smartphone del bolsillo.
Hasta ahora las gafas solamente pueden leer y redactar emails, tomar fotos y hacer videos, dar indicaciones de navegador o hacer búsquedas en Google. Pero diversas empresas y redes sociales como Twitter, facebook y Tumblr, o desarrolladores de aplicaciones como Evernote ya han presentado en la conferencia sus propuestas para ampliar y mejorar sus funciones.
Por ejemplo, el New York Times y la CNN quieren transmitir sus "breaking news" directo a la pantalla de las gafas. El usuario podrá determinar qué secciones le interesan especialmente y por ejemplo limitar el flujo a unos pocos resultados deportivos.
Otra idea es que a través del bloc de almacenamiento digital Evernote el usuario haga una lista de la compra y la envíe a las gafas, para tenerla literalmente frente a la nariz en el super y no olvidarse de nada.
Aunque las gafas se ven grandes, no se sienten pesadas.El prisma que proyecta los contenidos frente al ojo no está directamente sobre éste, sino a la altura de las cejas. Y los contenidos se ven increíblemente nítidos, nada que ver con la calidad de los primeros protipos, muy inferior, que el cofundador de Google, Sergey Brin, le dio a probar a unos pocos periodistas de temas tecnológicos hace un año.
Pese a la hoy en día baja resolución de 640x360 píxeles, la sensación es como la de ver una pantalla de 63 centímetros a una distancia de 2,50 metros. Con todo, hay que acostumbrarse al uso de las gafas. Se conectan con un golpecito en la nuca, la cámara se activa dándole a un botón en las patillas y mediante movimientos de arrastre en las mismas patillas con el dedo se navega por el menú.
Las informaciones importantes como la previsión del tiempo o las indicaciones del navegador se le susurran al usuario al oído, o mejor dicho algo más arriba.
Para ahorrar batería, Google Glass vuelve a apagarse enseguida y las visiones apocalípticas sobre cyborgs que graban todo en video son por ahora imposibles debido a la escasa duración de las baterías. Hasta el momento las gafas solamente pueden grabar además videos muy breves, de pocos segundos.
Pese a ello, diputados estadounidenses ya han enviado una carta a Google para saber si piensa incluir un software de reconocimiento de rostro y cómo se protegerá la intimidad de las personas.
Se espera que los problemas técnicos de las gafas se solucionen pronto, y las Glass han generado una auténtica fiebre del oro entre los desarrolladores, no solamente en el Silicon Valley de California. Nadie quiere perderse el próximo gran invento tecnológico, y Google Glass podría ser "la próxima gran cosa".
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