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viernes, 17 de mayo de 2013

Intel pudo haber fabricado el procesador del primer iPhone

Al tiempo que Paul Otellini deja su puesto como CEO en Intel, ha concedido una interesante entrevista a The Atlantic en la que habla sobre sus experiencias en la compañía. De entre las múltiples anécdotas, hay una especialmente interesante, y trata sobre los planes de Intel en el primer iPhone y por qué finalmente se decantaron por no incluir sus procesadores en el teléfono de Apple.
iPhone 1G

Paul Otellini ha estado al frente de Intel como CEO durante unos cuantos años, en los que ha sabido mantener a la compañía en una posición dominante en el sector del PC, pero sin embargo no ha acertado en el mercado móvil. Seis años después, la decisión de no incluir la tecnología de Intel en el primer iPhone, suena a error garrafal, pero lo cierto es que Otellini no fue el único que dudó del éxito del teléfono de Apple en aquel momento.

Lo que hay que recordar es que esto fue antes de la introducción del iPhone, y nadie sabía lo que el iPhone iba a ser... Al fin y al cabo, había un chip en el que estaban interesados ​​y por el que querían pagar un precio determinado, ni un céntimo más, y ese precio estaba por debajo de nuestro coste previsto [de producción]. No pude verlo. No era una de esas cosas que podías compensar volumen. Y en perspectiva, el coste previsto era erróneo, y el volumen fue 100 veces mayor de lo que todos pensaron.

Como todos sabemos, tras desperdiciar la oportunidad de incluir el procesador de Intel en el primer iPhone, Apple lanzó el dispositivo en 2007 batiendo todas las previsiones, y cambiando la industria móvil. En el ámbito de los procesadores móviles, la arquitectura ARM es la reina en el sector; y Atom, la tecnología actual de Intel solo tiene un pequeño porcentaje. Compañías como Qualcomm lideran un sector móvil que crece a pasos agigantados, y Samsung y Apple fabrican sus propios procesadores.

No sabemos como hubiera sido el panorama de los procesadores móviles si hubieran aceptado aquel proyecto. Tampoco podemos negar que la decisión de no incluir la tecnología de Intel en el primer iPhone y participar en aquel proyecto no era arriesgada, pero es justamente al asumir ese riesgo cuando a largo plazo obtienes la recompensa. El propio Otellini así lo reconoce:

Mi instinto me dijo que sí.

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